lunes, 4 de junio de 2007

Viaje a los campamentos

Alba Martínez, miembro de Sàhara Horta Jove, viajó a los campamentos en Semana Santa de este año 2007. En el siguiente escrito, la Alba, que también hizo un seguimiento de las obras que Sahara Horta ha impulsado en la tarbia de Bucraa, nos explica sus impresiones.

La Alba es una joven muy activa, y eso de la edad sabéis que para nosotr@s adquiere un carácter especial. Alba se desplazó a los campamentos con el objetivo de trabajar a fondo, gestionar proyectos y explicarnos la realidad que ella vivió. Y por poner un sólo ejemplo, tod@s conocemos el problema alimentario que sufren en el exilio de Tindouf desde el mes de octubre de 2006, pero en cambio, nosotr@s no hemos sabido encontrar informaciones sobre el terreno provenientes del movimiento solidario, corroborando este grave déficit (en el sentido de añadir testimonios), a pesar de que por medio han existido los tradicionales vuelos de las familias en diciembre de 2006 y en Semana Santa de 2007, además del encuentro internacional de Tifariti. Pues bien, la Alba lo ha investigado, nos lo confirma en su crónica y lo ilustra fotográficamente.

Por ello queremos subrayar esta iniciativa y la valentía de sus opiniones en otros asuntos. Sugerimos una lectura pausada del escrito de la Alba, relativizando cuestiones de matiz que a la hora de escribir a tod@s se nos pueden pasar por alto (como afirmar ‘erradicar' en vez de ‘prevenir’). Merece otorgarle todo el valor global que tiene a una reflexión atrevida, libre y fresca que, por encima de todo, a nosotr@s como seguro que también a la Alba, nos reafirma que la RASD es, sin lugar a dudas, una experiencia histórica excepcional que necesita, ahora más que nunca, desarrollarse en plenas facultades en el territorio que por justicia le corresponde: el Sáhara Occidental.
SAHARA RESISTE




Viaje a los campamentos
Alba Martínez

Hace ya unas semanas que volví de los campamentos de refugiados Saharauis.
Me pidieron un pequeño reportaje en el cual explicase la realidad en la que viven; tras intentarlo una y otra vez mis sentimientos hacia este pueblo enmascaraban una tiste realidad. Ahora, cuando todas aquellas sensaciones, cuando todos los sentimientos que te envuelven al compartir unos días con ellos están ordenados y guardados en un lugar dentro de mi, ahora es cuando puedo explicaros la realidad tal y como yo la he vivido.
Explicaros que estos niños y niñas que durante dos meses de verano están en vuestras casas, que os llenan el corazón, que os hacen descubrir pequeños detalles antes imperceptibles… estos niños allí, en la h’amada, van a una escuela que se esta cayendo a trozos, una escuela que tras las inundaciones pasadas se ha quedado con la mitad de las aulas inutilizadas, donde la falta de material ralentiza la enseñanza a unos niños sedientos de absorber conocimiento, donde los profesores son escasos…
A pesar de todo día a día se esfuerzan para que el 100% de los niños estén escolarizados.













Y sigues caminando por los campamentos, donde la mitad de las construcciones de adobe se han derruido; y llegas a un hospital en el que todas las puertas están cerradas, la persona encargada de las llaves no esta en ese momento… Y les preguntas ¿y si viene algún enfermo? Y con la mirada en el suelo te contestan “Nos faltan médicos para cubrir las necesidades primarias, si el que hay falta nadie abre las puertas”. Y tras intentos e intentos un día aparece el único encargado de las llaves y con una mirada triste te enseña las habitaciones donde deberían reposar los enfermos para sanar. Una pequeña sala oscura, con paredes agrietadas, camillas llenas de mugre… una ventana que se cae frente a nosotros… y en la salida una cola de madres con sus hijos esperando una vacuna.
Y te hablan con admiración del hospital general de Rabuni, y te cuentan que allí los enfermos tienen “medicamentos”. Luego te das cuenta que este también tiene las puertas cerradas, que llegar hasta el es complicado puesto que no hay ninguna carretera que facilite el acceso… pero eso si, al menos sus paredes están en pié, nuevas, pero ¿hasta cuando?


Allí en Rabuni puedes ver los almacenes de comida, mejor dicho, los VACIOS almacenes de comida, pues tan solo unos pocos sacos de harina llenan algún que otro contenedor; la ayuda humanitaria llega con retraso.
Hacía siete años que no iba a los campamentos y algo que me sorprendió realmente fue las diferencias de clases sociales que se han creado en estos últimos años ¿Dónde esta aquel espíritu que me enseñaron de compartir todo aquello que la familia acogedora les enviaba? ¿Dónde esta el ayudar a sus vecinos si tienen falta de algo? Es triste ver que mientras algunos disponen de tres placas solares, cuatro o cinco habitaciones de adobe mas su haima, una cocina y una nevera de gas, un televisor… otros, en cambio, siguen viviendo una familia entera en tan solo una haima ya gastada por el tiempo.
Otro tema preocupante, no tengo datos de ello, pero el SIDA esta presente. La falta de información es total, desconocen la sintomatología de la enfermedad y la forma de contagio, el mayor enemigo para erradicar la enfermedad…












Y por último, quizás la imagen más desoladora de todo el viaje. Sales de Smara y frente a ti el desierto… sí, una inmensa extensión de arena con kilómetros y kilómetros de basura, basura acumulada a lo largo de estos treinta y dos años… triste.


Fuente:
*SAHARA HORTA bloc

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