Nota de Sahara Resiste (27-09-07): aprovechamos para celebrar la creación del blog del Colectivo de la Juventud Saharaui, un colectivo que no es nuevo pues lleva más de un año en funcionamiento realizando diversas actividades de difusión por Valencia y participando en encuentros de asociaciones. Un fuerte abrazo amig@s. ¡Ánimo y mucha suerte!
Colectivo de la Juventud Saharaui
16 de septiembre de 2007
En mi primera contribución en este blog, quiero hablar de un documental estrenado recientemente, del que se sabe poco, o nada, y al que tuve el honor de asistir este verano en Iniesta, donde fue proyectado por El Club de Cine de Iniesta (que amablemente me invitaron), un pueblo de Cuenca.
El documental se titula “El rumor de la arena”, y se centra en la historia de una familia en los campamentos, que espera ansiosa la llega de un hijo del que lleva separada los treinta largos años del exilio, beneficiándose así de las visitas que la ONU organiza entre las familias separadas, de uno y otro lado del muro, durante estos dramáticos años del exilio.
Con una producción modesta, un prosupuesto más modesto todavía y unos medios escasísimos, el largo recorre la historia en los instantes de espera de la familia. Sintetiza en cerca de ochenta minutos la historia de treinta años (imposible me parecía a mí eso), consiguiendo con ello trasladarle al espectador las causas que separaron esa familia, logrando la perfecta comprensión de las consecuencias que, actualmente, seguimos padeciendo muchos saharauis.
Voluntad de hierro tuvieron los responsables de este largo, en tiempos en los que lo común es olvidar a los olvidados y silenciar a los silenciados, ellos actúan contracorriente. Demostraron, con su trabajo, que no somos mudos, y recordaron que no es bueno no recordar, pero es peor olvidar. Arriesgaron su vida entrando en las zonas donde no se puede entrar, ni se puede estar. No se puede entrar porque las fuerzas de ocupación lo impiden, no se puede estar porque tarde o temprano te reprimen, te torturan, y, con mucha suerte, te encarcelan sin que desaparezcas. Entrevistaron a los defensores de los derechos humanos, especialmente los miembros del CODESA, tarea difícil y complicada, pero no imposible, porque si se quiere saber la opinión de los saharauis, no cuesta mucho buscarla y encontrarla, aunque la forma que suele ser más eficaz (y siempre creíble) es opinar por ellos desde cualquier despacho de cualquier redacción de cualquier periódico en Madrid.
De lo que estamos acostumbrados, los que residimos en el estado español (responsable de nuestras desgracias), es a asistir embobados al cuento que cuentan sobre nosotros, que nosotros nunca contaríamos y jamás hemos contado. Se suele insistir, sobre todo, en el drama humano, que lo hay por supuesto, no seré yo quién niegue las evidencias, dejando entrever que es el meollo de la cuestión y la única causa del conflicto, sino el conflicto en sí, pero nadie se digna en buscar el origen a este drama humano. En este documental, cuyos autores se empeñan en contrariar los medios que comunicándonos nos incomunican, reflejan el problema político, y desde luego el espectador no le costará concluir que fruto de todo eso son los ríos de lágrimas que corrieron en las escenas del reencuentro de unos padres con su hijo, del que llevan separados toda la vida, o más bien tendríamos que hablar del día que han conocido a su hijo por vez primera, aunque éste tenga ya, a su vez, descendencia.
Este documental, que parte de lo particular a lo general, consigue lo que muchos tratamos de hacer día tras día en nuestros quehaceres rutinarios, es decir, hacer entendible el problema del pueblo saharaui, pero muchas veces nos resulta difícil puesto que no podemos sintetizar de tan sutil manera, que sería lo apropiado en estos casos. Los autores, mientras bucean en lo general para justificar lo particular, contaron con la colaboración de distintas personalidad, del mundo político, cultural, asociativo y ciudadanos llanos de a pie. Javier Reverte, escritor, Tomas Barbulo, periodista, entre otros, aportaron sus valiosos conocimientos para avalar las tesis defendidas por los autores, también algunos políticos, Piqué del Partido Popular, y Llamazares de I.U. contribuyeron al entendimiento del conflicto con las posturas de sus respectivos partidos con respecto a este conflicto, del gobierno español nadie opinó, del Partido Socialista, que de partido tiene mucho, y de socialista tiene poco, o nada, nadie opinó, “nos dieron largas” me decía Jesús Prieto, director y guionista del documental, “no podemos esperar una opinión para estrenar el largo después de dos años de trabajo”, añade, “hemos esperado meses la opinión de algún cargo socialista, pero siempre se pospone la cita” concluye Prieto. Los Socialistas, según entendí, les dijeron que sí, pero no, que mañana quizá, tal vez el jueves, ¿viernes?, ¿quién sabe?, para finalmente olvidarse de los días de la semana.
Es oportuno señalar que el documental contó con una mención especial del jurado de Fisahara, donde fue estrenado en la última edición del Festival Internacional de cine del Sahara.
Lo llamaron el rumor, siendo una verdad… ¡qué ingeniosos!, saben que los rumores, por muy burdos que fueran, suelen ser más creíbles.
Publicado por Mustapha en Colectivo de la Juventud Saharaui
Fuentes:
*Colectivo de la Juventud Saharaui
*SaharaLibre.es
Colectivo de la Juventud Saharaui
16 de septiembre de 2007
En mi primera contribución en este blog, quiero hablar de un documental estrenado recientemente, del que se sabe poco, o nada, y al que tuve el honor de asistir este verano en Iniesta, donde fue proyectado por El Club de Cine de Iniesta (que amablemente me invitaron), un pueblo de Cuenca.
El documental se titula “El rumor de la arena”, y se centra en la historia de una familia en los campamentos, que espera ansiosa la llega de un hijo del que lleva separada los treinta largos años del exilio, beneficiándose así de las visitas que la ONU organiza entre las familias separadas, de uno y otro lado del muro, durante estos dramáticos años del exilio.
Con una producción modesta, un prosupuesto más modesto todavía y unos medios escasísimos, el largo recorre la historia en los instantes de espera de la familia. Sintetiza en cerca de ochenta minutos la historia de treinta años (imposible me parecía a mí eso), consiguiendo con ello trasladarle al espectador las causas que separaron esa familia, logrando la perfecta comprensión de las consecuencias que, actualmente, seguimos padeciendo muchos saharauis.
Voluntad de hierro tuvieron los responsables de este largo, en tiempos en los que lo común es olvidar a los olvidados y silenciar a los silenciados, ellos actúan contracorriente. Demostraron, con su trabajo, que no somos mudos, y recordaron que no es bueno no recordar, pero es peor olvidar. Arriesgaron su vida entrando en las zonas donde no se puede entrar, ni se puede estar. No se puede entrar porque las fuerzas de ocupación lo impiden, no se puede estar porque tarde o temprano te reprimen, te torturan, y, con mucha suerte, te encarcelan sin que desaparezcas. Entrevistaron a los defensores de los derechos humanos, especialmente los miembros del CODESA, tarea difícil y complicada, pero no imposible, porque si se quiere saber la opinión de los saharauis, no cuesta mucho buscarla y encontrarla, aunque la forma que suele ser más eficaz (y siempre creíble) es opinar por ellos desde cualquier despacho de cualquier redacción de cualquier periódico en Madrid.
De lo que estamos acostumbrados, los que residimos en el estado español (responsable de nuestras desgracias), es a asistir embobados al cuento que cuentan sobre nosotros, que nosotros nunca contaríamos y jamás hemos contado. Se suele insistir, sobre todo, en el drama humano, que lo hay por supuesto, no seré yo quién niegue las evidencias, dejando entrever que es el meollo de la cuestión y la única causa del conflicto, sino el conflicto en sí, pero nadie se digna en buscar el origen a este drama humano. En este documental, cuyos autores se empeñan en contrariar los medios que comunicándonos nos incomunican, reflejan el problema político, y desde luego el espectador no le costará concluir que fruto de todo eso son los ríos de lágrimas que corrieron en las escenas del reencuentro de unos padres con su hijo, del que llevan separados toda la vida, o más bien tendríamos que hablar del día que han conocido a su hijo por vez primera, aunque éste tenga ya, a su vez, descendencia.
Este documental, que parte de lo particular a lo general, consigue lo que muchos tratamos de hacer día tras día en nuestros quehaceres rutinarios, es decir, hacer entendible el problema del pueblo saharaui, pero muchas veces nos resulta difícil puesto que no podemos sintetizar de tan sutil manera, que sería lo apropiado en estos casos. Los autores, mientras bucean en lo general para justificar lo particular, contaron con la colaboración de distintas personalidad, del mundo político, cultural, asociativo y ciudadanos llanos de a pie. Javier Reverte, escritor, Tomas Barbulo, periodista, entre otros, aportaron sus valiosos conocimientos para avalar las tesis defendidas por los autores, también algunos políticos, Piqué del Partido Popular, y Llamazares de I.U. contribuyeron al entendimiento del conflicto con las posturas de sus respectivos partidos con respecto a este conflicto, del gobierno español nadie opinó, del Partido Socialista, que de partido tiene mucho, y de socialista tiene poco, o nada, nadie opinó, “nos dieron largas” me decía Jesús Prieto, director y guionista del documental, “no podemos esperar una opinión para estrenar el largo después de dos años de trabajo”, añade, “hemos esperado meses la opinión de algún cargo socialista, pero siempre se pospone la cita” concluye Prieto. Los Socialistas, según entendí, les dijeron que sí, pero no, que mañana quizá, tal vez el jueves, ¿viernes?, ¿quién sabe?, para finalmente olvidarse de los días de la semana.
Es oportuno señalar que el documental contó con una mención especial del jurado de Fisahara, donde fue estrenado en la última edición del Festival Internacional de cine del Sahara.
Lo llamaron el rumor, siendo una verdad… ¡qué ingeniosos!, saben que los rumores, por muy burdos que fueran, suelen ser más creíbles.
Publicado por Mustapha en Colectivo de la Juventud Saharaui
Fuentes:
*Colectivo de la Juventud Saharaui
*SaharaLibre.es