Poemario por un Sáhara Libre. 6 de septiembre de 2007
IV FESTIVAL DE CINE DEL SAHARA
REVISTA DE LA UNION DE ACTORES
Iñaki Guevara, actor
Y si la vida surge de la nada, es porque existe el desierto. Tindouf, dos de la mañana, aereopuertucho, pequeño pero eficaz. A el se acercan bandadas de todo terrenos de diferentes formas y tamaños. Nuestro sudor y sueño se funde con la mirada cansada y brillante de los conductores saharauis, su sonrisa seduce en sus caras de diferentes tonos, del blanco al negro. Nosotros claramente occidentales: Rosa Maria Sardá, Verónica Forqué, Silvia Abascal, Carlos Iglesias, Carmelo Gómez, Juanjo Puigcorbé, Willy Toledo, Belén López, Salvador Calvo, Ester García, etc, solo una persona con África en las venas, Judith Diakhate mezclados con técnicos, músicos, cooperantes y personas atraídas hacía los Campos de Refugiados, 200 personas con ganas de tragarse el desierto.
Arrancamos en perfecta caravana desde la nada del desierto hacia la más absoluta nada de La Hamada (así se llama en árabe al desierto de piedra). 200 kms. nos separan de Dajla, el último campo después de El Aaiun, Smara y Auserd. La Republica Árabe Saharaui Democrática se organiza administrativamente en Wilayas (Provincias) distantes de 20 a 60 Km. excepto la primera. Estas se dividen en municipios darías y estos en barrios. Que corresponden a sus homónimas ciudades en los territorios ocupados desde 1975 por Marruecos. Macutos y cabezas rebotan entre asiento y techo de los coches obedeciendo al mal estado de la calzada, que a 150 Km. desaparece para dar paso a la llanura desértica, gran autopista de piedra y arena sin límites. El corazón enmudece a fuerza de la maldición árida. Habría que ser dios para soportar 40 días y no morir de angustia (los saharauis llevan en el infierno 31 años) Amanece y la oscuridad da paso a ocres y más ocres, solo el cielo tímidamente azul se apresta a competir color. Algo veo en la hondonada que se acerca en forma de pequeñas cajas de zapatos, casas de adobe con tejado de chapa y espolvoreadas entre ellas, jaimas, tensadas en altura por un doble mástil luciendo lona fuerte, uniforme. Otras remiendos, retales. Es la tienda saharahui que permanentemente les recuerda que aquí solo están de paso.
Atravesemos Dajla, Casi más de 3 Km. de punta a punta. Estacionamos y en grupos de cuatro nos ubican en una jaima con la siguiente dirección Tutu Buaila (es el nombre de la señora de la casa; estamos en una sociedad de religión islámica, pero aquí la mujer se ha ganado su sitio, ella es la responsable desde el inicio de la ocupación marroquí de la organización de los campos de refugiados. Los hombres guerreaban contra Marruecos.) Barrio 4, numero 17. Siete de la mañana nos espera toda la familia con el desayuno preparado. El padre, la madre y dos preciosas niñas sentadas en colchonetas tapizadas con colores rojizos. En la calidez de la estancia nos ofrecen café y magdalenas, por supuesto todo proveniente de la ayuda humanitaria de naciones Unidas, y sobre todo de España, y de los cientos de Asociaciones de Amigos del Sahara. Gestionada por el comité de suministros, que se ocupa de la distribución de alimentos, ropa, tiendas, gas, etc.
Y el té que viene a llenar el día, el té, siempre el té, mitigando el calor del averno, la ansiedad del hogar. Líquido mágico contra la nostalgia y el hambre... Por eso el ritual es largo y meticuloso, se escancia como la sidra, se bebe en vasitos pequeños por tres veces: El primero amargo como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero suave como la muerte...
Después de comer arroz con carne de camello, sabroso a pesar que se alimenta con una pasta de harina y cartón (todo un lujo, pues sus cabras comen papel, plásticos, etc), seguimos nuestra tradición y sesteamos para luego ir a ver " Masala" de Salvador Calvo en la pantalla del desierto, ventana mágica, agujero profundo de una realidad casi desconocida para los saharauis. Esta noche hace frío y el viento araña. La proyección tiene interrupciones, es difícil ser perfectos en el único festival del mundo que se hace en un campo de refugiados.
En el Centro Cultural, recinto cerrado para evitar las miradas de los niños si el largo tiene secuencias eróticas, al mismo tiempo se proyectan "La noche de los girasoles" y "Volver". Por la esta tenemos a Esther García y por la primera a Judith Dakhate y a Carmelo Gómez, que con una mochila a la espalda siempre lleva algo para los niños, jugueticos, tontadas y sobre todo caramelos, tanto es así que los críos le llaman Caramelo Gómez.
La noche nos devuelve a la jaima. Esta noche geométrica, sin luna, sin límites. El horizonte toca las estrellas por norte sur este y oeste una bóveda perfecta con millones de granos de estrellas. Abderrahman Califa nuestro conductor, que con su infinito turbante verde, nos habla en un semi correcto español de lo harto que esta de esperar una solución. El esta dispuesto a ir a la guerra si no se cumple la legalidad internacional. En 1991 la ONU aprobó un proceso de autodeterminación para el Sahara. Carlos Iglesias le comenta que sería un suicidio ir a la guerra con Marruecos. Tiene mejor ejercito, más apoyos (Francia tiene grandes intereses económicos. Se ha descubierto una gran bolsa de petróleo en las aguas del Sahara Occidental, aparte de los fosfatos y los bancos de pesca). Abderrahman le contesta. Que hay gentes que mueren por enfermedades, por accidentes o por que sí. Y si el tiene que morir por volver a su hogar, Smara, no es un mala razón.
A la mañana siguiente. El Siroco ha desaparecido y el sol llena ya el cielo, promete calor. Aquí a partir de Junio las temperaturas pueden subir más de 50 grados al mediodía, el desierto pisa con su bota de fuego. Nos encaminamos hacía un espectáculo típico, carreras de camellos. Y vemos a niños, muchos niños alegrando el aire arenoso, jugando. Un loco bajito abraza mi pierna como si me conociera de toda la vida, otro quiere jugar y se columpia de mi brazo. ¿De donde sale tanto alegría y cariño gratis? Es que el dolor de una vida casi sin presente, en este pueblo, ¿no hace mella? Nunca he visto críos tan vitales. Hay hijos de mis amigos en España que ni me saludan después de años de relación. Quizás es que la alegría de un niño es lo que marca la esperanza y el futuro de una nación.
La carrera de camellos termina pero el jaleo de gentes continua. Podemos visitar diferentes jaimas que nos ofrecen diversos productos, música, té, artesanía, etc. En una de ellas nos presentan a Fatimetu. Una mujer saharaui de treinta y pocos, guapa, morena y que viste una melfa rojiza (vestimenta típica que cubre el cuerpo y el pelo), le delata unas gafas de sol que rompen el embrujo del tiempo. Va a ser nuestra guía, habla un perfecto castellano con cierto acento cubano. Hasta hace unos tres años muchos niños y niñas al llegar a la edad de cursar enseñanza secundaria viajaban a Cuba y desarrollaban toda su formación en la Isla. Fatimetu me llego a contar lo que significo el viaje y la adaptación a la vida de Cuba. "No volvíamos al Sahara hasta pasados 12 años. Cada cierto tiempo visitaba la Isla un representante de la RASD y nos daba noticias de nuestros familiares. Te puedes imaginar cuando volvíamos a nuestro hogar con 22, 23 años, el choque fue brutal". Fatimetu retorno a casa siendo enfermera. Tiene una gran conciencia política pero también unas ganas locas de trabajar, de crecer...de no resignarse a casarse o que el tiempo pase sin más. Hay que dar una solución a toda esta juventud preparada, culta, llena de energía que se estrella contra los límites del campamento de refugiados. Abdelaziz, presidente de la RASD en la rueda de prensa que dio con posterioridad respondió a este problema con bastante honestidad... "Somos conscientes del problema, intentamos encauzar esa energía en prepararnos para el día de después la independencia o prepararnos para la guerra. Pero las condiciones de vida desde 1991 son muy duras en la espera. No tenemos posibilidades de desarrollo para los jóvenes y las únicas actividades que pueden realizar son muy limitadas.".
Fatimetu tuvo que cambiar el trópico por el desierto y la piel al sol y al mar por la melfa y la arena seca. Pregunte a un alto cargo del POLISARIO sobre la situación real de la mujer en una sociedad de religión islámica. Me respondió que en teoría hombres y mujeres son iguales. Pero que la ley choca a veces con la tradición religiosa de la comunidad. Por ejemplo: mi padre no deja sentarse a mi hermana a la mesa conmigo. Pero yo no pongo obstáculo para que mi hija traiga a comer a su novio. Queda todavía mucho por hacer.
Así el día transcurre entre talleres de realización de cortometrajes dirigidos a los chavales y las proyecciones de documentales y largos. Hoy comienzan con "Viva Cuba" de Juan Carlos Cremata e Irida Malberti. Los documentales "Vidas en pausa", "Sahara entre el cielo y la tierra". Las películas españolas "Salvador" de Manuel Huerga, "Un Franco,14 pesetas" de Carlos Iglesias y el documental " Invisibles".
La atención a las películas es desigual. No es fácil acostumbrar a un pueblo que ha sufrido y que sufre escasez a un lenguaje cinematográfico. Alguna pequeña referencia de aquellos que poseen desde hace muy poco un televisor alimentado por una batería que es recargada con placas solares repartidas hace dos tres años entre las familias y que ya se han hecho con antena parabólica. Las pelis están subtituladas al árabe. Pero si aquí el porcentaje de V.O. es muy pequeño. Imaginaros en el desierto. Casi nadie lee los textos, dejándose cautivar por las imágenes. Las referencias culturales son distintas. Ej. en Un Franco, 14 pesetas" hay una escena donde los protagonistas, emigrantes a Suiza en los años 60 conocen por primera vez el papel higiénico y su uso, y uno de ellos se pregunta para que utilizan entonces aquí los periódicos. Sin embargo en el Sahara no hay prensa escrita y si papel celulósico gracias a la ayuda humanitaria. La situación no es entendida. Y no ven nada especial en nuestra España dura de los sesenta.
Y mientras Mariam Hasan (Cantante muy popular entre los saharauis) nos invita a oírla a la caída de la tarde entre gigantescas y lechosas dunas, el concierto se prolonga casi hasta la madrugada. La noche refresca gargantas mientras nos devuelve al campamento.. Nos dejan en "casa". Pero la noche invita a lobos y extraños. Intento escaparme pero la oscuridad no me deja. 200 metros y ya me he perdido.
Otra mañana. Más cine, más talleres. Y rueda de prensa con el presidente de la Republica Saharaui y entre fotógrafos ,periodistas y actores se desliza como un oso grande y sabio, sus respuestas son pausadas y dominando la escena. Presenta la última propuesta del POLISARIO a la ONU. Tres posibilidades: 1) Indepedencia 2)Integración en Marruecos 3) Autonomía. Y las tres no dependen del POLISARIO sino del pueblo Saharaui. Que él decida en un Referéndum de Autodeterminación. Que se cumpla la legalidad internacional. Y afirma despacio como si el futuro no dependiera de él "Estamos perdiendo la paciencia pero hasta hoy mismo todavía nos queda un poco"
Amparanoia y Norr suena en la última noche. Fiesta a altas horas de la madruga amenizada por Willy Toledo con guitarra y voz ronca se atreve con cualquier canción. De vuelta a la jaima vuelvo a perderme, veo lucecitas salvadoras a lo lejos que resultan ser niños que a las 5.30 acuden a la madrasa coránica, para poder ir más tarde, cuando amanezca a la escuela laica. Se me ocurrió que podía ser buena idea plantearle esta forma de organización de las clases de religión a nuestra Iglesia Católica. Demasiado sacrificio para los críos ir a clase de religión unas horas antes de entrar en el colegio.
Consigo encamarme y el tiempo, que es un bicho que anda y anda, pasa como una exhalación. Hoy toca jornada de clausura. Entrega de premios y las gentes del cine y los músicos hemos elaborado un manifiesto a favor de este pueblo, lo leerán al limón Rosa Maria Sarda y Verónica Forqué. Preside la ceremonia Maria Salek, ministra de cultura junto Aminatu Haidar (líder popular de la intifada saharaui en los territorios ocupados) y Abdelkader Taleb Omar, primer ministro. El galardón como mejor película recae en "Hacia el mundo con tus ojos" de Astrid Oster, un documental hecho con fotografías realizadas por saharauis del Campamento de Dajla.
Pilar Ordóñez, compañera y nuestra directa organizadora en el festival nos sugiere que después de leído el Manifiesto, cada actor, director, productor, etc. digamos unas palabras al Festival. Obedecimos y cada uno fue mostrando su agradecimiento a este pueblo. Poco a poco las palabras se contaminaron de emoción. Hasta que fueron los ojos de Judih Dhiakate los que muestran lo que sentimos, emoción de amor y admiración por esta gente que nos rompe esquemas, egos y ombligos. Por primera vez los espectadores han provocado más emotividad que nuestras películas. En este Festival de Cine el protagonista, no son los artistas, sino los espectadores, un pueblo, su alma, su dignidad y la lucha por su tierra. Todos lloramos. Nos fuimos poco a poco, cada uno se despidió de su familia, de su jaima. Su conductor los llevo al aeropuerto atravesando la nada. Turbantes y rosas del desierto como equipajes, ganas de quedarse...miradas de despedida, hasta pronto, hasta siempre....
Y como en una letanía me cuento: "Gracias por la sabiduría de vuestro te. El primero amargo como la vida, como vuestra dura y larga espera aquí en este terrible desierto. El segundo dulce como el amor. Como el amor que he conocido en las miradas y sonrisas de vuestros niños. El tercero, suave como la muerte. Esa muerte que estáis dispuesto a aceptar si no conseguís la tierra que os pertenece.
Campamento de Refugiados de Dajla, a 15 de abril de 2007. En el desierto.
(Manifiesto en apoyo de la causa saharaui suscrito por los participantes y leído en la clausura del Festival)
Hay huertos en el centro de la nada del desierto. Y hay escuelas, y un trajín de ir y venir lleno de vida. Todo eso, tanta vida, tanta energía, ha sido posible en medio del viento y de la arena.
Si todo eso ha sido posible, también tenía que ser posible el cine. Ha habido cine en el desierto. Un Festival de Cine, el único del mundo que se celebra en un campo de refugiados. Películas llenas de sueños, en este lugar donde el horizonte es tan enorme, tan gigante, que le gana en extensión a cualquier cielo.
Nosotros hemos venido con el cine, con la ficción, con la música… y hemos encontrado un pueblo que enseña a llenar el desierto de una política posible, verdadera.
Esto es un pueblo, un país, mejor dicho, un país amante de la paz que vive refugiado desde hace treinta y dos años, condenado a construir un sueño donde sólo hay arena y sal, aquí en la Hamada, en la peor de las maldiciones. Vacía de todo, y ahora, sin embargo, llena de esperanza. También ahora es un Estado, una vida organizada, la República Saharaui, un derecho político, un empeño decente de justicia.
Treinta y dos años después del abandono español y otros tantos de ilegal ocupación marroquí, el pueblo saharaui continúa partido en dos mitades. Una de esas mitades sigue reprimida en las viejas ciudades que también fueron españolas: El Aaiún, Smara, Dajla, Auserd…
Allí hay detenidos, torturados, encarcelados que resisten pacíficamente y responde cada día. Allí está, como ejemplo, una mujer valiente, entre otras muchas y entre otros muchos, Aminetu Haidar, que estuvo prisionera años y años en la cárcel negra de El Aaiún, donde todavía hoy permanecen decenas de prisioneros saharauis.
La otra mitad resiste en los campos de refugiados y demuestra con coraje, voluntad e inteligencia, que la vida es posible, incluso aquí, en el desierto.
Pues bien, si los huertos son posibles entre las piedras, si el cine es posible en medio de la nada; si es posible la vida con dignidad y verdad a pesar de la represión, y del viento y de la arena; si ha sido posible también que el pueblo saharaui esté presente en todos los ámbitos internacionales, y que su voluntad e inteligencia, tan extensas como su esperanza, demuestren que se puede construir este lugar, también ha de ser posible la honestidad y la decencia en la política española.
Sólo somos actrices y actores, guionistas, directores, gente de la producción, de la fotografía, técnicos… sólo gente del cine y de la música. Y desde lo que sólo somos, ciudadanos con criterio y opinión, queremos compartir también con las mujeres y los hombres, los niños y las niñas saharauis, el empeño de que Naciones Unidas no ceda a las pretensiones de Marruecos ni mantengan, con la ambigua complicidad de los sucesivos gobiernos democráticos españoles, esta injusta situación.
Le exigimos al gobierno de ahora, tan audaz en otras cuestiones en las que ha sabido alejarse de guerras ilegales y cobardes, que no se esconda entre lo que es deseable y lo que solamente es posible, que no juegue con autonomías equívocas y salidas engañosas. Que liquide las causas de esta lucha política, para que luego no tengamos que lamentar otras batallas. Que sea valiente. Que defienda, como así tuvo que ser desde el principio, el derecho a que el pueblo saharaui se reencuentre en la que siempre fue su tierra y que decida en libertad su futuro. Su destino.
Que el gobierno español no nos falle en esto, lo contrario sería una indecencia.
Gracias, Sucram.
Fuente:
POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE