Archipiélago Noticias.com
21 de junio de 2008
Hoy ha amanecido teñida de rojo la fuente de Mesa y López en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Se denuncia que nuestro Océano se ha convertido en una de las mayores fosas comunes de la Historia de la Humanidad. Esta iniciativa ciudadana se realiza en recuerdo de la sangre derramada por miles de seres humanos en el Océano que nos une/separa de África, en su fuga de la miseria.
Los autores de esta solidaria iniciativa han remitido a nuestra redacción el siguiente comunicado:
Nuestras aguas se han convertido en una de las mayores fosas comunes de la Historia de la Humanidad
Un grupo de ciudadanos y ciudadanas de Las Palmas de Gran Canaria hemos decidido hacer uso de nuestro derecho a la libre expresión y realizar una serie de iniciativas en orden a intentar promover el necesario debate en nuestra sociedad, sobre qué ha de aportar nuestro pueblo en el logro de soluciones a la tragedia humanitaria que vive el continente africano.
Como primer acto en esta tarea, lanzamos la declaración que se reproduce a continuación y a la vez hemos procedido en la mañana de hoy sábado a entintar de rojo el agua de la fuente de la avenida de Mesa y López, a modo de símbolo, homenaje y denuncia de la sangre derramada por miles de seres humanos en el Océano que nos une/separa de África, en su fuga de la miseria y que lo han convertido en una de las mayores fosas comunes de la Historia de la Humanidad.
Fdo.- Olmo Álvarez de la Nuez
DECLARACIÓN:
La tragedia humanitaria en la franja de mar que une Canarias con África Occidental cobra ya tintes de auténtico genocidio. Sólo en esta semana que ha acabado han sido cuatro los muertos reconocidos. En el pasado año y según datos oficiales, perdieron la vida en su intento por alcanzar nuestras costas más de 8.000 seres humanos. Distintas organizaciones humanitarias tienen sobradas razones para mantener que esta cifra puede multiplicarse por más de dos.
Por si este drama fuera poco, la Unión Europea acaba de aprobar también esta semana la conocida como “Directiva de la vergüenza” contra los inmigrantes, ampliando el plazo de retención a 6 meses, prorrogable a 18, hasta su expulsión a sus países de origen, contradiciendo el Convenio Europeo de Extradición del Consejo de Europa de 1957, que limitaba a 40 días la retención provisional y que ha sido ratificado desde entonces por los 27 países miembros de la UE.
No podemos pasar de puntillas sobre los cadáveres que llegan a nuestras costas o los miles de seres humanos que se hunden en nuestras aguas. Mirar hacia otro lado como si nada tuvieran que ver con nosotros y nosotras.
Tenemos que reaccionar ante una realidad que nos conmueve y paraliza: Centenares de ahogados, miles de repatriados, colapso de los Centros de Internamiento de Extranjeros y de menores, ruina de cientos de familias que invirtieron en el proyecto migratorio todos sus recursos, frustración de los seres humanos más emprendedores de esos pueblos, forzados a retornar con el alma y los bolsillos vacíos, con el desgarro del fracaso a pesar del inmenso esfuerzo y riesgo que corrieron, repatriación de los que consiguen llegar con vida como si de delincuentes se tratase, casi siempre a través de una simple decisión sin intervención de los jueces.
Las formas policiales de actuación en alta mar ponen en riesgo en muchas ocasiones la vida de las personas que tratan de llegar al Archipiélago. Ha pasado ya mucho tiempo desde que este problema comenzó a conmocionar a la opinión pública y aún no se ha procedido a dotar la zona marítima de medios suficientes y personal experto en acciones de salvamento, que dispongan de todos los recursos de emergencia necesarios para el socorro y auxilio de estas personas. Siguen las mismas embarcaciones rápidas de persecución como si de un problema de delincuencia común se tratara. Como tampoco se han creado los medios necesarios para atender los derechos de este colectivo de personas, con intérpretes y asistencia jurídica que garantice el respeto de sus derechos y la protección a aquellas que sufran algún tipo de persecución.
A pesar de la gravedad de esta cuestión, las soluciones siguen sin aparecer. La sensación dominante es que este problema no tiene solución. Las pocas respuestas que se están dando, o son injustas o son completamente ineficaces.
Mientras ellos y ellas siguen viéndose necesitados a embarcarse y así lo hacen, aquí estamos inmersos en la perversa dinámica del cruce de reproches sobre “el efecto llamada” o refugiándonos en el victimismo, asustados por la aparición de brotes aún leves de xenofobia, emperrados en imposibles cierres de fronteras, lanzando irrisorios programas de cooperación, etc, etc.
La gran paradoja de África es la de ser un continente rico poblados por los más pobres. El continente africano a pesar de la gran riqueza de recursos (materias primas, producción agrícola, capital humano) sólo representa el 1% del PIB mundial y concentra los mayores índices de pobreza y desigualdad mundiales. El 30% de las reservas mundiales de materias primas más cotizadas se encuentran en este continente vecino.
Las reglas del comercio internacional son profundamente injustas con el Sur. Por un lado el Norte exige liberalismo con la apertura de fronteras, mientras cierran mercados e imponen proteccionismo cuando el sur puede sacar beneficio. África tiene ventaja comparativa en la agricultura, pero Europa se financia sus propios productos antes de producirlos, generando un excedente que provoca la caída de los mercados agrícolas y ha arruinado al campesinado africano.
Urge por ello la conquista de otro modelo de desarrollo postneoliberal, socialmente justo, humanamente centrado y económicamente sostenible. El futuro de África se encuentra en un modelo de desarrollo al margen de los preceptos del capitalismo salvaje. Los países que han conseguido reducir la pobreza, han sido precisamente los que lo han hecho a partir de un modelo de desarrollo endógeno, autocentrado.
Los fondos públicos de cooperación no son suficientes ni hacen completa justicia. El Primer Mundo debe a África mucho más. Y África no puede esperar.
Son las grandes, medianas y pequeñas manos privadas del Primer Mundo las que acaparan los capitales. Urge que se fomente la canalización de importante inversión privada extranjera hacia los sectores productivos de las naciones africanas, de manera que impulsen su crecimiento económico, y, fundamentalmente su desarrollo social, sin el cual, quieran o no quieran los inversores foráneos, aquel no es posible, como ya reconoce hasta el Fondo Monetario Internacional. Pero ello ha de hacerse ahora. Y sólo puede hacerse no repitiendo modelos del pasado, en base a fijarse estrictos controles democráticos que garanticen la soberanía de las naciones africanas sobre sus recursos y sectores estratégicos, que favorezcan su desarrollo endógeno, poniendo en uso de forma sostenible su extraordinaria riqueza, a fin de que sea un instrumento efectivo de modernización y reactivación económica, de generación de empleo y mejora del bienestar colectivo.
Canarias no es, no puede ser una potencia dominadora. Con los países de África puede y tiene que mantener relaciones de igual a igual, consiguiendo la integración regional, con transferencia de tecnología, de conocimientos, de mercancías, de servicios, con aumento de comunicaciones, de creación de infraestructuras, de intercambio.
Ya existen suficientes vallas y muros en el mundo y ninguno ha conseguido, ni tan siquiera el poderoso Atlántico, detener los actuales movimientos migratorios. La única frontera que éstos reconocen es la existente entre el hambre del sur y la opulencia del norte y están dispuestos a saltarla como sea al igual que hemos hecho los canarios y canarias cuándo lo necesitamos.
Es imprescindible romper la dinámica perversa que sobre el fenómeno migratorio se desarrolla hoy en Canarias. Para ello debemos debatir sobre un programa de medidas a corto, medio y largo plazo que empiecen a poner orden y concierto a la situación que vivimos, generando un amplio consenso social que impulse su consecución.
Proponemos:
1.- Que el Estado Español se descuelgue de la reciente Directiva Comunitaria para el retorno de inmigrantes, apartándose de cualquier propuesta, como la aprobada por el Senado, de endurecimiento de la Ley de Extranjería.
2.- El cambio de naturaleza y reconversión del FRONTEX, pasando a ser un eficaz dispositivo permanente de salvamento marítimo en la franja de mar que une Canarias y África, con embarcaciones, efectivos aéreos y personal experto en acciones de socorro, con claras funciones de auxilio humanitario y no de persecución policial, procediéndose a la retirada de las aguas de Canarias, de las de los países africanos y de las aguas internaciones entre el Archipiélago y el continente africano, de las patrulleras y cañoneras que actualmente utiliza. Su presencia sólo ha servido para ocasionar victimas mortales.
3.- Que se destinen los recursos necesarios para la atención digna de las personas que lleguen clandestinamente a nuestras costas, es decir, que todas sus necesidades sanitarias y de alimentación sean cubiertas con las debidas garantías. Que reciban asesoramiento jurídico en su propia lengua y sean debidamente informados de la posibilidad de solicitar asilo si consideran que tiene razones para ello.
4.- Que se paralice cualquier proyecto de deportación de menores extranjeros.
5.- Que cesen las repatriaciones colectivas indiscriminadas que atentan contra el derecho internacional, los derechos humanos y la dignidad de las personas, al obviar la exigencia de contemplar las situaciones individuales de los afectados.
6.- Que el gobierno español suscriba el Tratado Internacional por la Defensa de los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias.
7.- Que España, como potencia administradora, asuma sus obligaciones en la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas en el Sahara Occidental, como un primer paso del cambio de su política con respecto al continente africano y que haga posible un entendimiento en todos los ámbitos con un nuevo Magreb democrático.
8.- Que Canarias se implique en la recuperación económica y social de África. Que sea un ejemplo de relaciones económicas y comerciales basadas en el principio de integración regional, de contribución al mutuo desarrollo sostenible, de expreso repudio a la intervención neocolonial.
9.- Que España, la Unión Europea y, en general, el Primer Mundo, pongan fin a la política de saqueo sistemático de los recursos del continente africano. Empezando por la cancelación de toda la deuda externa y la devolución de la deuda histórica que el colonialismo ha acumulado a lo largo de siglos de expolio.
10.- Que se respete el desarrollo libre y soberano de todos los pueblos, anulando las injustas normas que regulan el comercio internacional. Sólo así se pondrá fin a la hipocresía de las actuales relaciones internacionales, que consagra la libre circulación de bienes y capitales, pero reprime sin escrúpulos los movimientos migratorios originados por el empobrecimiento de terceros países: frente a la lucha por la subsistencia que emprenden los emigrados el Norte levanta vergonzosos muros y alambradas que tratan de contener las dramáticas consecuencias de su desigualdad.
Las Palmas de Gran Canaria, a 21 de Junio de 2008.
Fuente: Archipiélago Noticias.com
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