Ali Salem Iselmu, Generación de la Amistad
Llegó a la jaima por la madrugada después de pasar toda la noche a la intemperie buscando sus cabras, a plena luz de la luna pudo ver el frig en medio de aquel río seco, pero se había olvidado de su perro, el verdadero pastor de la manada. Ahmed era un hombre de treinta años nacido y curtido en el desierto, a los siete años empezó a cuidar del ganado de su familia junto con su padre, conocía a todos sus animales por su color y las pisadas que dejaban en la arena.
Entró de forma cuidadosa, recogió una manta y una almohada que estaban en el interior de la jaima, salió hacia a fuera, se quitó toda la ropa y se puso una darraa muy transparente, se acostó e intentó centrar su mente en el profundo sueño que se había instalado en su cuerpo. En medio de los delirios se imaginó a un zorro enorme que perseguía sus cabras, les daba mil vueltas, luego las iba degollando de una en una sin probar un solo bocado. Dentro de aquella inerme quietud se escuchaba la voz de Ahmed entrecortada gritando “maldita bestia, no mates a mis cabras déjalas que coman la hierba fresca”. De poco sirvieron aquellos gritos desesperados que irrumpían en medio de la noche, la pesadilla se iba adueñando del cuerpo y la mente de Ahmed que seguía durmiendo. (...)
Leer el relato completo: Generación de la Amistad Saharaui
Fuentes:
*Generación de la Amistad Saharaui
*POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE (no publicado en el blog)
*SaharaLibre.es
Llegó a la jaima por la madrugada después de pasar toda la noche a la intemperie buscando sus cabras, a plena luz de la luna pudo ver el frig en medio de aquel río seco, pero se había olvidado de su perro, el verdadero pastor de la manada. Ahmed era un hombre de treinta años nacido y curtido en el desierto, a los siete años empezó a cuidar del ganado de su familia junto con su padre, conocía a todos sus animales por su color y las pisadas que dejaban en la arena.
Entró de forma cuidadosa, recogió una manta y una almohada que estaban en el interior de la jaima, salió hacia a fuera, se quitó toda la ropa y se puso una darraa muy transparente, se acostó e intentó centrar su mente en el profundo sueño que se había instalado en su cuerpo. En medio de los delirios se imaginó a un zorro enorme que perseguía sus cabras, les daba mil vueltas, luego las iba degollando de una en una sin probar un solo bocado. Dentro de aquella inerme quietud se escuchaba la voz de Ahmed entrecortada gritando “maldita bestia, no mates a mis cabras déjalas que coman la hierba fresca”. De poco sirvieron aquellos gritos desesperados que irrumpían en medio de la noche, la pesadilla se iba adueñando del cuerpo y la mente de Ahmed que seguía durmiendo. (...)
Leer el relato completo: Generación de la Amistad Saharaui
Fuentes:
*Generación de la Amistad Saharaui
*POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE (no publicado en el blog)
*SaharaLibre.es
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