jueves, 15 de noviembre de 2007

Sultana

Poemario por un Sáhara Libre. 14 de noviembre de 2007


Sultana
Año 32 de los acuerdos de Madrid


Javier Perote
14/XI/07

Otra vez Atocha y ¡cuántas van! Recuerdo hace bastantes años cuando estábamos en las catacumbas. Había pasado el optimismo de los tiempos en que nuestras banderas enseñoreaban calles y plazas llenando las manifestaciones y los mitines; ahora ya no salía gratis acercarse a nosotros.

Era de noche; llevábamos una gran pancarta de acera a acera; todo un record Guiness: “HASSAN II LOS DESAPARECIDOS SAHARAUIS ¿DÓNDE ESTÁN?”, preguntábamos. Hacía mucho frío, y el suelo húmedo reflejaba el amarillo pálido de la luz de las farolas.

Metíamos mucha bulla aunque éramos pocos, cuatro gatos con los mismos slogans, pero no conseguíamos calentar la calle, y ésta permanecía vacía. A veces una ventana que se abría y un vecino curioso que se asomaba rápido a ver que ocurría pero rápidamente se volvía a cerrar. Y la calle seguía vacía. La poca gente que pasaba lo hacía a pasitos cortos y deprisa, por lo que nuestros vivas y demás gritos sonaban raros en el vacío.

Un señor parado en la acera se mostraba indignado de que para la poca gente que éramos se hubiera acotado la calle. Yo le dije: “sí, hoy somos pocos pero usted verá como a no tardar llenaremos la calle”.

El pasado día 10 ya éramos más y llenábamos la calle de estrellas y lunas rojas. Con nosotros, portando la pancarta en la cabecera de la manifestación venía Sultana Jaya, la joven estudiante de la que sin duda todos conocéis como fue golpeada bestialmente en la cabeza y herida de gravedad por la policía de Mohamed VI. De esta joven, como de tantas otras anónimas heroínas de la intifada saharaui nada sabíamos. De pronto nos ha atropellado esta horrible realidad.

Yo la veía avanzar pausada y serena en medio de la algarabía de voces que la acompañaban. A pesar de su juventud creí ver una persona que de repente se había hecho mayor. Ella sonreía, sí, pero se había hecho mayor. Yo en medio de aquel escenario festivo y alegre no pude evitar imaginarla en su endeblez, humillada en el suelo, indefensa, perdida en la baraja mareante de patas y clavos esquivando los vergajos; un guiñapito la pobre, y reducida simplemente al papel de víctima. Quizás, y ya sin sentido, sus labios balbucientes aún siguieran desafiando a sus verdugos: “Sahara, Sahara”, y en su manos temblonas la hena de sus dedos trazaran la V de la victoria. Te han herido Sultana, pero no te han rendido. Tu verdugo hasta el infierno llevará clavada tu mirada.

Sultana Jaya: altivo nombre el tuyo. Sultana eres, pero no de azahares ni de jardines, ni tus cabellos se adornan con guirnaldas de flores, ni el murmullo de aguas cantarinas entretiene tus oídos. Tu mundo es otro; no hay mundo como el tuyo. No hay estrellas que tanto luzcan ni luna que tanto alumbre. Tu horizonte es infinito porque eres de la estirpe de los halcones señores del desierto y desierto, mar y cielo serán tu reino. Tú ya has vencido a la noche, hollarás las banderas enemigas y tuya será la victoria. Sultana, ¡qué nombre para la victoria! Sultana de la victoria.

(Fotos: Sahara Resiste)

Fuente: POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE

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