Poemario por un Sáhara Libre. 12 de febrero de 2008
EL PERIÓDICO DE ARAGÓN9 de febrero de 2008
La represión en la excolonia española
ESTE DICIEMBRE, EL LETRADO ZARAGOZANO LUIS MANGRANÉ ESTUVO COMO OBSERVADOR EN VARIOS JUICIOS CONTRA INDEPENDENTISTAS SAHARAUIS. LA PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN UM DRAIGA DENUNCIA LA ACTITUD MARROQUÍ.
MERCHE SAAVEDRA (09/02/2008)
Cuando el avión desciende aparecen las dunas del desierto del Sáhara Occidental que llegan hasta el mar. Sin embargo, este desierto no está deshabitado. En las antiguas ciudades de la ex colonia española --El Aaiún, Dakhla, Smara o Bojador-- viven decenas de miles de saharauis bajo la ocupación marroquí que pretende anexionarse este territorio. El Aaiun, con una población superior a los 200.000 habitantes, gran parte de ellos colonos marroquíes traídos por el Gobierno de Marruecos desde 1976, aparece como una ciudad en expansión. El desarrollo económico tiene que ver con la explotación de los recursos naturales de la zona.
Cerca de esta ciudad se encuentra el puerto de El Marsa, donde centenares de barcos pesqueros se amontonan en los muelles, y la fábrica de fosfatos Fos Bucraa, adonde llega una cinta transportadora que trae este mineral después de un recorrido de 70 kilómetros. La explotación de los recursos naturales queda bajo el control de las autoridades marroquíes, aun a pesar de que Marruecos no es la potencia administradora del Sáhara Occidental, y que no puede explotar lícitamente los recursos naturales del territorio, por estar pendiente de descolonización.
La fisonomía de la ciudad de El Aaiun ha cambiado desde que España abandonó el territorio. El gobierno marroquí ha borrado gran parte de los restos de la presencia española. Barrios como el de Colomina han sido derruidos, y en su lugar se ha edificado una gran plaza. Los pasillos del antiguo hotel Parador se han llenado de fotos de la marcha verde, y las casas y chabolas de los colonos son coronadas con la bandera de Marruecos. Todo ello, con la intención del ocupante de reivindicar el territorio como propio. El idioma español también se ha relegado en la educación; ahora, el francés se impone por decisión oficial.
En los Territorios Ocupados (TTOO), la bandera saharaui está prohibida, y pronunciarse a favor de un Estado independiente es ilegal. Frente a esta situación, los saharauis continúan protestando y, aunque han excluído el uso de la violencia en la reivindicación política, sus vidas y actividades están sometidas al implacable aparato represivo de la potencia ocupante. Una manifestación pacífica que en mayo de 2005 fue salvajamente reprimida, fue el detonante del actual levantamiento en los TTOO, conocido como la Intifada Saharaui. Desde entonces, muchos de los manifestantes han sido arrestados y condenados a severas penas de prisión.
El asesinato a palos en El Aaiún del joven Hamdi Lambarki, tras una manifestación proreferéndum; el secuestro y tortura de activistas de los derechos humanos como Hamad Hamad, Alí Salem Tamek o Aminetu Haidar; la violación de la esposa de Alí Salem Tamek en presencia de su hija de tres años, son solo algunos de los muchos casos denunciados. Con la intención de frenar este movimiento, la presencia policial en la ciudad es abrumadora, las patrullas la recorren todo el día o se disponen en esquinas y sitios públicos --mezquitas, colegios e institutos--.
Como parte de una misión de observadores del Consejo General de la Abogacía, el pasado mes de diciembre, el abogado de Zaragoza Luis Mangrané viajó a los TTOO para asistir a los juicios que se celebraron contra saharauis, visita en la que tuvo ocasión de conocer a activistas de derechos humanos como Galia Djimi, en El Aaiun, y Fakkou Lebeihi, en Smara, comprobando la situación en que vive de la población saharaui. En El Aaiun visitó a un herido grave que vive en el Barrio del Cementerio, quien habría sido arrojado por la policía desde el tejado del hotel Smara, su estado físico es lamentable, no puede andar, ni valerse por si mismo, y permanece en casa atendido por su madre.
La ciudad de Smara se encuentra 200 kilómetros hacia el interior y cercana a los Territorios Liberados, bajo el control directo del Frente Polisario. Aquí, la presencia policial y militar es mayor y se percibe incluso antes de llegar a la ciudad. En la carretera se suceden los controles, tanto de la Policía como de la Gendarmería, realizando al visitante las mismas preguntas. En Smara, los activistas de derechos humanos de esta ciudad relatan las dificultades que sufren diariamente los saharauis, principalmente el acoso policial, sensación que comprueba el visitante porque, junto a la casa donde reciben al visitante, hay una furgoneta de policía cuya exclusiva finalidad parece ser la de vigilar a la familia que en ella vive.
La represión con la que las fuerzas de ocupación marroquíes están intentando silenciar la intifada que sacude el territorio de la excolonia española continúa, y ello a pesar de la imagen que el Reino de Marruecos pretende transmitir para conseguir cerrar acuerdos preferentes con la Unión Europea. De ahí la importancia de denunciar públicamente las violaciones de derechos humanos en los TTOO y de exigir a nuestros representantes políticos que insten al gobierno marroquí a respetar los derechos humanos.
ACTIVISTAS. Los "guantánamos" del reino de Marruecos
Resulta extraño encontrarse en la casa de Galia Djimi cuando ven un reportaje sobre Guantánamo. Y es que tanto Galia como su marido Dah Mustafa estuvieron en su día en cárceles secretas de Marruecos. Ella es la Vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de Derechos Humanos cometidos por el Estado Marroquí (ASVDH), asociación no reconocida oficialmente por el Gobierno marroquí, y cuyos integrantes se ven frecuentemente acosados por las autoridades.
En los 80, estuvo encarcelada cuatro años sin que se conociera su paradero y ha sufrido en primera persona los abusos de las fuerzas de ocupación. Desde su liberación en el año 1991 ha sufrido el acoso policial, ha sido detenida, golpeada e insultada en diferentes manifestaciones. Junto a Aminetu Haidar, cuya labor en defensa de los derechos humanos ha sido reconocida internacionalmente con el premio Juan María Bandrés, otorgado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y la Fundación CEAR y el premio Silver Rose, demuestran el papel decisivo que representa la mujer en la sociedad saharaui. Recientemente, se le denegó el permiso para viajar a Europa, donde iba a participar en un encuentro de organizaciones de derechos humanos. Estas son parte de las dificultades con las que afrontan su trabajo los miembros de la asociación.
LOS JUICIOS. "Los procesos son una farsa"
En los asientos del Tribunal Penal de El Aaiun, los hombres se sientan a un lado de la sala y las mujeres al otro. El pasado 5 de diciembre, el público masculino estaba compuesto mayoritariamente por jóvenes saharauis, amigos de los procesados, acusados de quemar coches de la policía. La presencia policial en la sala era mayor que en días precedentes.
El primer juicio en celebrarse fue contra Mohamed Boutbba, joven saharaui de 18 años, quien entró en la sala cantando consignas a favor de su pueblo y vestido con una derrah, a la manera tradicional saharaui, como lo harían después en el siguiente juicio Nafai Sah y Mohamed Elboussati, quienes tampoco llegan a los 20 años de edad.
La celebración de los juicios se suspendió ante las irregularidades denunciadas por los abogados defensores, hasta el 9 de enero, y después hasta el pasado miércoles 6 de febrero, día en se celebró el juicio contra Nafai y Mohamed y también se conoció su sentencia: un año de prisión. El juicio de Boutbba ha vuelto a suspenderse hasta el próximo día 27. Entre tanto, él ha regresado a prisión.
Después del juicio, los abogados defensores explicaron que "los juicios no tienen las debidas garantías y los jueces están sometidos a una gran presión por parte del gobierno - En definitiva, los procesos son una farsa, un teatro, sin las debidas garantías como las que podamos tener en España o en cualquier país occidental".
Las conclusiones de los observadores internacionales que se desplazan para seguir estos juicios son que éstos se apartan de los principios procesales penales estipulados por la legislación internacional y que no se respeta el principio de presunción de inocencia. No se observan en la sustanciación del procedimiento los principios rectores del Derecho Penal. Y, tanto el Procurador (fiscal) como el Tribunal, no conceden la necesaria e imprescindible tutela judicial efectiva. El resultado de es que los acusados son mayoritariamente condenados a penas de uno a cinco años, sentencias que son posteriormente confirmadas en la apelación, si bien en algunos casos se reduce la condena en unos pocos meses.
La realidad denunciada por los activistas de derechos humanos locales es bien diferente. En lugar de los delitos imputados habitualmente --lanzamiento de cóctel molotov, piedras, daños a la propiedad pública ...--, lo que realmente se persigue es a los manifestantes que reclaman la independencia, que se arriesgan a ser acusados de estos delitos.
Dos de estos activistas, Dahha Rahmuni, desaparecido durante cuatro años, y Brahim Elansari, estuvieron detenidos en la comisaría de El Aaiun los días 3 y 14 de diciembre. Fueron sometidos a malos tratos, vejaciones y golpes e interrogados por sus actividades políticas y por sus relaciones con los observadores internacionales. Estos hechos fueron denunciados a través de su web asdvh.net, uno de los escasos recursos con los que cuentan los miembros de la asociación para permanecer en contacto con la comunidad internacional y dar a conocer sus reivindicaciones.
*Ver testimonio de Luis Magrané
Fuentes:
*POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE
*El Periódico de Aragón
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