Té saharaui con ensaimada
25 de diciembre de 2008
Los niños saharauis no creen en los Reyes Magos
Por Rosa Díez
(Publicado en su blog, 24 de diciembre de 2008)
Los niños saharauis no creen en los Reyes Magos; ni en Papa Noël. Ellos no creen en milagros; pero esos niños que han nacido en un desierto prestado, en una tierra inhóspita, saben transformar cuatro latas de comida vacías en un coche de carreras. Los niños saharauis sí creen en las estrellas; saben guiarse por ellas, por su luz, por sus destellos. Ellas les señalan el norte y el sur; les anuncian la ruta de los vientos y de las tormentas de arena; les recuerdan donde está el mar, su tierra... Los niños saharauis han heredado los sueños de sus mayores; sueñan con volver a casa, al lugar en el que echaron raíces sus abuelos. Los niños saharauis tienen esperanza.
Los niños saharauis son nuestros niños. Nosotros dejamos abandonados a sus padres, sus abuelos, en ese desierto extraño. Nosotros, los españoles, somos responsables de su futuro. Mientras ese niño nos mire agarrando entre sus manecitas pequeñas, con los pies descalzos sobre la arena, ese coche hecho de latas de comida enviadas por la solidaridad internacional, no debiéramos poder dormir tranquilos. Todos somos un poco responsables. ¿Callaremos mientras el dictador de Marruecos les sigue privando de su libertad? ¿Callaremos mientras las organizaciones mundiales de derechos humanos denuncian las torturas a las que el Reino de Marruecos está sometiendo al pueblo saharaui? ¿Qué tiene que ocurrir para que apelemos a nuestros gobernantes para exigiéndoles responsabilidad?
Los niños saharauis no son recibidos en ningún palacio; ni ellos ni sus padres reciben buenas palabras de los gobernantes; los gobernantes no temen a los débiles, a los que sufren. Los gobernantes tienen tendencia a ser fieros con los débiles y sumisos con los poderosos. Los gobernantes dicen sí a lo que piden otros gobernantes cuando les reciben en su residencia antes de irse a los parques protegidos a descansar con otros niños que sí creen en los Reyes Magos. Los gobernantes no quieren que nadie les estropee las vacaciones; por eso contemporizan con otros gobernantes. Antes tenían el futbol para olvidar la realidad; ahora les prometen el aguinaldo. Y todos se van tan contentos.
Los niños saharauis siguen creyendo en sus padres. Y en la luz de las estrellas. Hace muchos años sus padres nos llamaban hermanos a los españoles. Pero ya no creen en nosotros; hoy los saharauis sólo creen en sus hijos; y en las estrellas.
Fuente: Té saharaui con ensaimada
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25 de diciembre de 2008
Los niños saharauis no creen en los Reyes Magos
Por Rosa Díez
(Publicado en su blog, 24 de diciembre de 2008)
Los niños saharauis no creen en los Reyes Magos; ni en Papa Noël. Ellos no creen en milagros; pero esos niños que han nacido en un desierto prestado, en una tierra inhóspita, saben transformar cuatro latas de comida vacías en un coche de carreras. Los niños saharauis sí creen en las estrellas; saben guiarse por ellas, por su luz, por sus destellos. Ellas les señalan el norte y el sur; les anuncian la ruta de los vientos y de las tormentas de arena; les recuerdan donde está el mar, su tierra... Los niños saharauis han heredado los sueños de sus mayores; sueñan con volver a casa, al lugar en el que echaron raíces sus abuelos. Los niños saharauis tienen esperanza.
Los niños saharauis son nuestros niños. Nosotros dejamos abandonados a sus padres, sus abuelos, en ese desierto extraño. Nosotros, los españoles, somos responsables de su futuro. Mientras ese niño nos mire agarrando entre sus manecitas pequeñas, con los pies descalzos sobre la arena, ese coche hecho de latas de comida enviadas por la solidaridad internacional, no debiéramos poder dormir tranquilos. Todos somos un poco responsables. ¿Callaremos mientras el dictador de Marruecos les sigue privando de su libertad? ¿Callaremos mientras las organizaciones mundiales de derechos humanos denuncian las torturas a las que el Reino de Marruecos está sometiendo al pueblo saharaui? ¿Qué tiene que ocurrir para que apelemos a nuestros gobernantes para exigiéndoles responsabilidad?
Los niños saharauis no son recibidos en ningún palacio; ni ellos ni sus padres reciben buenas palabras de los gobernantes; los gobernantes no temen a los débiles, a los que sufren. Los gobernantes tienen tendencia a ser fieros con los débiles y sumisos con los poderosos. Los gobernantes dicen sí a lo que piden otros gobernantes cuando les reciben en su residencia antes de irse a los parques protegidos a descansar con otros niños que sí creen en los Reyes Magos. Los gobernantes no quieren que nadie les estropee las vacaciones; por eso contemporizan con otros gobernantes. Antes tenían el futbol para olvidar la realidad; ahora les prometen el aguinaldo. Y todos se van tan contentos.
Los niños saharauis siguen creyendo en sus padres. Y en la luz de las estrellas. Hace muchos años sus padres nos llamaban hermanos a los españoles. Pero ya no creen en nosotros; hoy los saharauis sólo creen en sus hijos; y en las estrellas.
Fuente: Té saharaui con ensaimada
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