domingo, 17 de junio de 2007

La desigual batalla de los estudiantes saharauis con la Justicia marroquí

LUIS DE VEGA
CORRESPONSAL CASABLANCA/MARRAQUECH
ABC.es

«¡Viva la lucha del pueblo saharaui! ¡Sahara libre!». Los nueve acusados, ocho de ellos estudiantes, entran en la sala gritando en español. Tras dos sesiones maratonianas, este martes han sido condenados a ocho meses de cárcel en primera instancia sin que ninguno de los testigos lograra reconocerlos como responsables de los destrozos producidos durante las manifestaciones proindependentistas en la universidad de Rabat.

La administración de Justicia marroquí es uno de los grandes lastres que impiden emprender la senda de la democracia, como recuerdan sistemáticamente organizaciones como Amnistía Internacional.

En vísperas de las conversaciones que emprenderán el lunes en Nueva York saharauis y marroquíes para intentar hallar una improbable solución al conflicto de la ex colonia española el Frente Polisario ha pedido que cese el acoso contra los estudiantes saharauis en Marruecos.

En el Sahara Occidental no hay universidades y, bajo la ocupación, lo único que les queda a los jóvenes es matricularse en el Reino alauí. Muchos de ellos, un tercio aproximadamente, están becados, lo que a ojos de los marroquíes los convierte en una especie de protegidos del sistema para que no causen problemas.

Marchas de protesta
Pero las marchas a favor de la autodeterminación del Sahara y contra el plan de autonomía que propone Rabat para la ex colonia se repiten en campus como los de Agadir o Marraquech. En esta ciudad se encontraba Sultana Jaya, de 27 años, a quien sus padres habían mandado a estudiar francés en un centro privado para que no siguiera encabezando las protestas en su ciudad, Bojador (Sahara Occidental).

Finalmente el remedio ha sido peor que la enfermedad y los antidisturbios se cebaron con ella en una de las cargas, como explica a ABC en su actual refugio en Casablanca. «Uno de ellos me pegaba con la porra en la cara. Note que se me había caído el ojo derecho y escuchaba cómo otro policía animaba a su compañero a seguir con el izquierdo», relata Sultana, que oculta bajo un parche su ya irrecuperable visión, que da por entregada a la causa saharaui.

«Cuando llegué a comisaría siguió la tortura. Estaba casi desnuda en el suelo, sobre mis vómitos y mi sangre», continúa. «Después me llevaron al hospital y siguieron pegándome delante de otros enfermos. Al final me llevaron a una habitación sola. Me tiraron del pelo y me obligaron a patadas a recoger con la lengua mi sangre y mis vómitos. No puedo olvidar a los gatos que también se los comían».

Sultana, también condenada a ocho meses de prisión, es ya el nuevo símbolo de la resistencia saharaui en Marruecos a la que incluso han dedicado ya poesías. Los estudiantes de Marraquech tienen colgada de la pared de uno de sus pisos una bandera artesanal del Polisario que su heroína les dejó cosida a mano y dedicada. Algunos llevan en sus muñecas pulseras de goma con sus colores nacionales y la palabra «sahara».

Un comité coordinador, que «hay que cuidar que no esté infectado», agrupa a los estudiantes saharauis de todas las universidades. «Luchamos bajo las ideas del Frente Polisario, que es nuestro único representante», comenta Hassana Abba, alumno de Geografía de 24 años originario de El Aaiún.

Es en casas como esta de Marraquech donde nos reciben una quincena de saharauis se organizan las manifestaciones, las huelgas, exposiciones y otros actos.

Fuentes:
*POEMARIO POR UN SAHARA LIBRE
*SaharaLibre.es
*Cantabria por el Sáhara
*ABC.es

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